CARNÉ DE IDENTIDAD 01/02/2003
Por Raúl Rivero / CubaPress.

La Habana, ene. 31. — La gente aquí se alegra, se sorprende y se entristece al mismo tiempo cuando alguien le pasa una copia o le cuenta que circula en Internet un llamado “Examen de cubanía”, que incluye en la actualidad casi 400  preguntas.

La alegría y la sorpresa se explican con facilidad porque uno se reencuentra con uno mismo y sus ancestros a tiene sus raíces en la fabulosa cultura trivial, que cada nación acumula con el tiempo y la fantasía.

Una amiga mía, médico, de poco más de 30 años, me demostró una tarde de diciembre su absoluta cubanía cuando fue dando respuesta a cada pregunta no sólo con precisión sino con regocijo, cada vez que descubría que la respuesta brotaba sin esfuerzo, como un mecanismo automático.

En circunstancias como las que se viven ahora en Cuba, esa prueba, que tiene sus conexiones con el delirio, el humor criollo y la memoria popular, tiene también un mensaje claro que es como un ADN de la ciudadanía, y una marca que desdeña torvas ideologías, dogmas abolidos, y extremos vacíos.

Que mi joven amiga conociera la hora exacta en que se produjo el sangriento asesinato de Lola, y comprendiera que aquel tipo es simplemente “más rollo que película”, así como la estupidez que constituye medirle los colmillos a un corcel que te acaban de obsequiar, me ayudó a comprender que cuatro décadas de consignas y hojalatas importadas no han podido secar los surtidores de nuestras esencias.

Ella supo de inmediato cuál es el destino del camarón que se duerme. Fue rápida al comprender que es la muerte de Malanga lo que hace llorar a Unión de  Reyes, y no dudó ni un instante al dar la dirección exacta del sitio de donde provienen los cantantes.

En la medida en que avanzaba el interrogatorio, la doctora se puso un poco tensa porque el torneo, que había comenzado como un juego, se convirtió para ella en una especie de momento crucial para demostrar su amor por el lugar donde nació y su apego a la familia que le transmitió la información y el compromiso.

La vi responder con alborozo “Olga”, ante la pregunta acerca de la dueña de los tamales. La vi ubicar en Bainoa al burro, y en Mayajigua a un tipo que se negaba a visitar la barbería. Y escuché la descripción del lamentable estado en que quedó el gallo de Morón, y el trágico barretín que puso el punto final a una descarga bailable en el Guatao.

Ahora voy a hablar de la tristeza. Cuando se termina de leer el cuestionario la gente siente un poco de mala conciencia. Porque mientras en el exterior quienes han tenido que salir se empeñan por diversos caminos en mantener viva nuestra nación, aquí hay que dedicarse a tratar de sobrevivir.

En paisajes ajenos se puede percibir una voluntad de salvarlo todo. Hasta esas ingenuidades fundamentales. Mientras en el mismo territorio del amor, hay que concentrarse en aplaudir a los verdugos, trabajar para el inglés, y aceptar el miedo. ¿Alguien me puede decir para quién son las flores de Isolina?

Nueva Prensa Cubana (www.nuevaprensa.org)/ Raúl Rivero, poeta y periodista, es director de la agencia de prensa independiente CubaPress. reside en La Habana.
 

CAMPAÑA CUBANA POR LA LIBERTAD DE PRISIONEROS DE CONCIENCIA

http://www.payolibre.com/presos.htm

"Acuérdate de los presos como si tú también lo estuvieras"
                                                        Hebreos 13-3